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Páginas personales de Demetrio Calle Martínez |
ESCOCIA
Si queréis pasar unos días estupendos
en uno de los países más bellos de Europa, os recomiendo que leáis estas
páginas.
¿Qué razones hay para visitar este país?
Escocia es mucho más que los bellos paisajes que la han hecho célebre. Es un
lugar ideal para los amantes del
senderismo, la aventura, el arte, la historia y también para los que sólo
aspiran a relajarse unos días. Es un país para aplicar la máxima de cualquier
buen viajero: viajar por el placer de viajar, sin tener nada previsto, sin
agobios y sin prisas. No os defraudará.
En mi visita a Escocia he elegido una
ruta que va desde las ciudades de Edimburgo y Glasgow hasta las tierras altas (Highlands) e Islas Orcadas (Orkney). La ruta se puede
realizar subiendo por la costa oeste y volviendo a Edimburgo por la costa este.
Aquí reflejaré más o menos la secuencia de visitas que se pueden hacer
siguiendo esa trayectoria, aunque para facilitar la lectura he alterado algunas
etapas de mi recorrido, así como la cronología. Por último, quiero indicar que
lo mejor para que un viaje salga bien, si vas acompañado, es contar con un grupo de amigos tan extraordinario como este: ¡saludos a todos!
Highlands
Desde
Edimburgo por la M-90 y A-9 se adentra el viajero en las tierras altas de
Escocia (ver mapa: formato JPEG, formato PDF). El paisaje es
característico: bosques de coníferas, castaños, fresnos, avellanos… Pequeños
pueblos, arroyos limpios de aguas oscuras destacan sobre el verde del paisaje.
En muchos de ellos los salmones suben a desovar en Septiembre. También muchas
lagunas pequeñas, muy limpias y llenas de nenúfares. Se puede hacer una breve
parada en el camino para visitar alguna de las destilerías de güisqui que hay
en la zona.
A medida que
avanzamos hacia la capital de las Highlands,
Inverness, el paisaje va cambiando,
los bosques van dando paso a las rocas casi desnudas, sólo cubiertas con
algunos líquenes y musgos y rodeadas de helechos. De vez en cuando, algún
pequeño bosque de coníferas. Después de 3 horas de viaje desde Edimburgo en
autobús, se llega por fin a Inverness, el mayor centro cultural
del norte de Escocia. La ciudad, de unos 38000 habitantes, está dividida por el
río Ness, que en algunos
puntos de su recorrido a través de ella deja algunos islotes. El río continúa
en el Canal Caledoniano y sigue
hasta el cercano y conocidísimo Lago
Ness. En el mismo borde del lago se sitúan las ruinas del castillo
de Urquhart, fortaleza medieval implicada en las luchas por el poder en
Escocia. No se puede dejar de visitar el
centro histórico de Inverness, donde destacan la Catedral (Cathedral), el Castillo (Castle),
el Ayuntamiento (Town House), las
iglesias St Mary’s Church, St Columba’s Church y Old High Church entre otras, el Eden Court Theatre y el Museo y galería
de arte (Inverness Museum and Art Gallery).
Para aprovechar bien la visita lo mejor es acercarse al centro de información
turística y hacerse con un mapa (formato
PDF) donde vienen bien indicados cuatro itinerarios para realizar alrededor
del río. Los cuatro se pueden hacer en menos de dos horas paseando (unos 6 km
en total) y se pueden ver casi todos los mejores sitios de la ciudad. Para
reponer fuerzas podéis visitar un bar de tapas españolas atendido por jóvenes
muy amables, la Tortilla asesina,
situado en 99 Castle Street. El ambiente nocturno de esta ciudad es
recomendable: dicen que es muy agradable.
Nuestra ruta
continúa atravesando las Highlands de
este a oeste por la carretera A-835 camino a Ullapool, pueblecito pesquero
situado en la costa noroeste. El paisaje es espectacular: bosques de los que
surgen numerosos arroyos, lagos de todos los tamaños, colinas suaves en donde
pastan multitud de ovejas y vacas, pueblecitos que surgen entre lo verde de los
bosques. Destaca la baja densidad de población. La carretera va empeorando a
medida que nos acercamos a nuestro objetivo. El relieve de esta zona es claramente
de origen glaciar. Se pueden ver algunos valles y circos glaciares en el
recorrido. También algunas cataratas como las cataratas Victoria (Victoria Falls), en pleno
bosque de pinos caledonianos. Esta catarata vierte sus aguas al Lago Maree (Loch Maree). Merece una parada y un
paseo por el bosque. En el recorrido no todo son bosques ya que nos acercamos a
la costa y se pueden ver algunas playas deliciosas como la playa de Sandwood.
Por fin
llegamos a Ullapool. Estamos
alojados en el Caledonian Hotel, muy
cerca del puerto. La cena es abundante y basada en las comidas típicas de
Escocia. Notamos las muchas horas de luz, ya que estamos relativamente cerca
del círculo polar. Son las 22,00 horas cuando salgo a dar un paseo por el
pequeño puerto pesquero y aún es de día. En el puerto hay varios barcos que
salen a hacer excursiones a los islotes cercanos para ver focas, frailecillos y
muchas otras aves acuáticas. Una excursión a la isla de St Martin vale 12 £.
También hay algunas tiendas donde los turistas pueden comprar recuerdos de la
zona.
Nuestra siguiente
etapa es Kylesku, pueblecito con 10
o 12 casas situado frente al mar, rodeado de valles glaciares, colinas y
pequeños montes (la mayoría no superan los 700 m de altitud) con vegetación a
base de brezo (Erica sp.), líquenes,
musgos, digitalis (Digitallis purpurea),
etc. De vez en cuando algún pequeño bosque de pinos. Es uno de esos sitios
apartados ideal para el descanso durante unas vacaciones. Hay un pequeño hotel
para alojarse con vistas al mar. En el embarcadero tomamos un pequeño ferry
para hacer una excursión a los islotes cercanos y ver las focas. Hay bastantes.
Tienen 3-4 semanas de edad. A esta zona vienen las madres a parir, las
amamantan unos días y se marchan a mar abierto dejando a las crías en estos
islotes. También hay una numerosa colonia de ostreros, gaviotas reidoras y
argénteas. El dueño del ferry y su hijo nos explican amablemente cómo viven por
aquí. Son tierras duras para vivir en otoño e invierno. En verano la
temperatura es ideal; hoy tenemos 20 oC y hace un sol deslumbrante, aunque
no siempre es así, claro.
Acabada la
excursión nos marchamos rumbo a Durness,
ya casi en la costa del Mar del Norte. Atravesamos numerosos lagos repletos de nenúfares, muchos
arroyos cristalinos con el fondo oscuro tan característico debido a la turba.
El paisaje es típicamente glaciar. Me recuerda en muchas cosas a Sierra Nevada
y en otras a los Pirineos y Picos de Europa. En Durness se puede visitar la Smoo
Cave, una cueva caliza situada en la base de un acantilado que se
puede visitar en barca. Hay camping, pequeños hoteles y casas de alojamiento,
restaurantes… En el centro de información podéis encontrar mucha información
sobre las Highlands. Se puede comer
sentado en lo alto del acantilado, frente al mar, sobrevolándote las gaviotas
reidoras (Larus ridibundus) para
quitarte un trozo de sándwich en cuanto te descuides. Abajo en la playa la
gente tomando el sol aunque sin atreverse a meterse en el agua. Podéis recorrer
el acantilado por su parte superior. Hay senderos marcados y protegidos con
vallas de madera.
A unas dos
horas de camino de Durness por la A-838 y A-836 se encuentra Thurso, poblado de origen vikingo como muchos otros pueblos escoceses.
Merece la pena ver la Catedral. Estamos alojados en el Station Hotel, típicamente británico, con buen menú. El tiempo está
cambiando. Hasta ahora un sol espléndido y una temperatura suave. Pero llegan
nubarrones y empieza a hacer frío. Empieza a llover.
Islas
Orcadas (Orkney)
Tomamos el
ferry en el cercano puerto de John o’Groats. La travesía hacia las Orcadas
dura unos 40 minutos. Hoy, el mar del Norte está muy tranquilo. No es lo
normal. Pero de vez en cuando se notan las fuertes corrientes porque el barco
ralentiza su marcha. A lo lejos vemos algunas islas.
Las Orcadas son un sitio ideal para experimentar nuevas actividades: descenso
de acantilados, vela, windsurfing, senderismo… Son famosos también sus
festivales de jazz, blues y folk. Se pueden adquirir muchos productos
fabricados aquí: tejidos, cerámica, joyas,… Es imprescindible una visita a sus museos al tratarse de un territorio
con abundantes restos históricos pues fue poblado desde muy antiguo. Llegamos
al fin al puerto de Burwick, en la isla South Ronaldsay.
Siguiendo la
carretera A-961 podemos detenernos en la Capilla italiana, llamada así porque
fue construida por prisioneros italianos de la segunda guerra mundial. De
camino a Kirkwall, la capital de la isla, pueden verse también las
barreras de Churchill, diques construidos por los mismos soldados para
impedir el paso de barcos alemanes hacia las bases aliadas. Hoy sirven para
comunicar las islas entre sí. Vemos restos de barcos hundidos que permanecen aún al
lado de los diques.
De las
muchas visitas posibles en las islas, nosotros hemos seleccionado una visita a
la capital Kirkwall, donde destaca la Catedral de St Magnus levantada con
arenisca roja y amarilla, con sucesivas restauraciones. Fue fundada en 1137 por
Earl Rognvald. No perderse las vidrieras y el coro.
Otra visita interesantísima
es la del túmulo
funerario de Maes Howe (5000 años de
antigüedad), a unos 11 km al oeste de Kirkwall. Como todos estos monumentos,
tenía relación con los solsticios. Está prevista la retransmisión por Internet
de la entrada del sol al túmulo durante el solsticio de invierno. Tampoco
podemos perdernos la visita a Skara Brae, poblado neolítico del 3100
a. C. excepcionalmente conservado (a 25 km al NW de Kirkwall). Pueden
apreciarse las habitaciones
de las 10 casas que se han podido excavar. El descubrimiento de las ruinas fue
casual, al producirse en la isla unas tormentas enormes que dejaron al
descubierto el poblado. Hay un centro de información al lado de las ruinas con
servicio de bar y cafetería. Muy cerca se encuentra la Skaill House, casa de
William Graham Watt, descubridor de Skara Brae. Puede visitarse también. Sus
muros y los objetos que contiene contemplan varios siglos de la historia de las
islas. En la misma carretera que lleva al poblado de Skara Brae podemos ver
varios círculos de piedra, monumentos
megalíticos muy abundantes en las Orcadas. El mayor tiene 27 megalitos de los
60 que lo componían en su origen.
Resultaría
muy extenso relacionar aquí todos los sitios de interés de estas islas. Más
información se puede encontrar en los enlaces a pie de página.
De Thurso a
Inverness por la costa Este
La costa
Este de Escocia es más húmeda. La ruta de Thurso a Inverness nos lleva por
parajes mucho más boscosos, con numerosos ríos y arroyos que bajan al cercano
mar con sus aguas tan oscuras. En esta ruta podemos visitar el castillo
de Dunrobin, antigua sede de los condes y duques de
Sutherland. Data de finales del siglo XIII y contiene una extraordinaria
colección de muebles, plata, tapices, porcelana, pinturas de la familia y
objetos de arte. Sir Charles Barry diseñó los magníficos jardines formados en
1850. Desde la cafetería del castillo se puede apreciar una magnífica vista de
los jardines mientras se saborea un excelente té británico.
Del Lago
Ness a la isla de Skye
Como no
hemos visto a “Nessie” decidimos marcharnos del Lago Ness y tomar el camino de
la isla de Skye, situada al oeste de Escocia. Si tomamos la A-82 seguimos la
costa occidental del Lago Ness volvemos de nuevo a pasar por el castillo de
Urquhart. Seguimos la ruta por Invermoriston donde tomamos la A-887 y la A-87
hacia Shield Bridge. Pocos kilómetros más allá vemos el castillo de
Eilean Donan, sin duda el más fotografiado de Escocia. Se
pueden visitar algunas salas del interior así como el Centro de visitantes. La
vista del lago Duich y los paisajes son espectaculares. Muy cerca de
Invermoriston queda Fort-Augustus. Aquí
se puede ver de nuevo el Canal Caledoniano y el funcionamiento de las esclusas
que eliminan el desnivel desde el río al Lago Ness para que puedan pasar los
barcos.
Desde el
castillo de Eilean Donan seguimos en dirección a la isla de Skye pasando por Kyle
of Lochalsh.
Isla de Skye
Es la mayor
isla de las Hébridas interiores. Es la isla de la bruma, de la niebla, así era
conocida por los vikingos. El 60 % de sus habitantes hablan aún el gaélico.
Paramos en la pequeña localidad de Kyleakin y nos alojamos en el hotel Kings
Arms donde damos buena cuenta de una estupenda cena. Un pequeño paseo nos lleva
a las ruinas del castillo de Moil. Hace bastante frío, volvemos al hotel.
Una bonita ruta por la costa Este nos lleva a Portree, capital de la isla. Se puede
pasear por su pequeño puerto pesquero
con varios hoteles cuyas fachadas están pintadas cada una de un color. Se puede
aprovechar para adquirir productos típicos de la isla, principalmente tejidos.
Siguiendo
por la A-855 se bordea la costa y se pueden admirar algunas de las estructuras
geológicas más interesantes de la isla: el Old Man of Storr, los acantilados de Kilt Rock y las cataratas de Mealt Falls.
Oban,
Glasgow y Edimburgo
Desde
Fort-Augustus, por la A-82 y A-828 se llega a Oban,
bonito pueblo, muy pintoresco, donde destaca por lo original una reproducción
del Coliseo romano que un magnate de la localidad mandó construir aunque está
inacabado. También tiene un bonito puerto.
La A-85 y
A-82 nos llevan en unas 2 horas a Glasgow, la ciudad mayor de Escocia.
Podemos ver la Catedral de St Mungo,
con su museo (se puede ver en su interior El
Cristo de Dalí). La catedral se edificó en un montículo donde había
instalado un cementerio y fue un lugar de culto cristiano en los primeros
tiempos del cristianismo en las islas británicas. También son dignos de visitar
el Ayuntamiento (en George Square),
la Universidad y el río Clyde, verdadero artífice de la revolución industrial
que empezó en esta ciudad escocesa. Es muy interesante dedicar tiempo a visitar
los Museos de Glasgow, que
incluyen una de las colecciones artísticas más ricas de Europa. Para verlos se
puede seguir la siguiente ruta.
También podéis dar una vuelta por los barrios pakistaní e hindú y los barrios
obreros, entre otros.
La autopista
M-8 enlaza Glasgow y Edimburgo. Para visitar la capital de Escocia se puede comenzar por la
célebre Royal Mile que atraviesa la parte medieval de la ciudad. Hay
que dedicarle tiempo a sus callejuelas, iglesias, casas antiguas, tiendas…
Podéis echar un vistazo a la Carson
Clark Gallery, tienda de todo tipo de mapas antiguos de todo el mundo. Hay
que visitar también la Catedral de St Giles’ , el Museo de
Escocia y el Castillo
de Edimburgo, sede de las joyas de la corona escocesa y de la Piedra
del Destino, utilizada en la coronación de los reyes escoceses. Otra visita
imprescindible es al Palacio de
Holyroodhouse, donde hay una
galería de pinturas y joyas de la reina Maria Estuardo de Escocia. Es la
residencia oficial de la Reina en Escocia. En el límite entre las dos zonas
históricas de la ciudad se encuentra el monumento a Walter Scott. De la parte nueva de la ciudad (“nueva”
significa siglos XVIII-XIX) destacan las calles Queen Street, Princes Street,
George Street y York Place. Una visita al pub de estilo neoclásico The Standing Order (situado en George
Street en el lugar de un antiguo banco) servirá para descansar un poco y
continuar la visita pues Edimburgo es una ciudad que no se ve en un solo día ni
mucho menos. Así, no podéis perderos las cinco Galerías
Nacionales de Escocia, que poseen
unas colecciones de pintura importantísimas, o la National Library of Scotland.
Bueno, creo que con esto podéis haceros una idea
aproximada de lo que es Escocia. Por supuesto que quedan muchísimos sitios de
gran interés que no he incluido. Por ejemplo, innumerables castillos situados
en parajes excepcionales (ver www.historic-scotland.gov.uk
), o Parques Nacionales como el de Cairngorms o el de Loch Lomond & The Trossachs, o islas como la
de Jura o las
Shetland… Os lo dejo a vuestra elección. En cualquier caso aquí tenéis
un pequeño mapa con itinerarios recomendados por todas las zonas
de Escocia. ¡Que disfrutéis el viaje!
Si deseáis alguna
información adicional escribid a Ciencia y
Docencia y con mucho gusto os contestaré.
Más información sobre Escocia: www.welcome-scotland.com
; www.visitscotland.com ; www.historic-scotland.gov.uk ;
Orkney: www.visitorkney.com
; www.ancestralorkney.com ;
Hébridas: www.VisitHebrides.com ;
Edimburgo: www.edinburgh.org ;
Glasgow: www.seeglasgow.com ;
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