Páginas de Demetrio Calle Martínez

RUTA POLAR ISLANDIA 2009 (Continuación)

Viernes, 25 de septiembre. Atravesamos Kjölur. Gulfoss. Geysir. Þinvellir. Reikiavik. Visita a la Universidad de Islandia.

Aunque no lo hayan dicho, más de uno se ha levantado esta noche. Serán los vapores sulfurosos. Y eso que fuera hacía un frío y todo oscuro y nevando. Y, sobre todo, que para salir de la cabaña hay que hacer un extraordinario ejercicio de malabarismo, orientación en la más completa oscuridad, saber ponerse las botas sin ver nada y atreverse a abrir la puerta y salir fuera con el tiempo que hace. Y que al salir el viento no te derribe. Porque si te caes ya no sabes dónde estás. Y si te caes a la fumarola o al agua hirviendo no te digo más. Cuando despertamos no falta nadie. Menos mal. Desayunamos de pié, todos apelotonados, no hay espacio para más, pero así estamos más calentitos. Esta mañana no hay luz ni agua. Los italianos hacen como que duermen. Estarán deseando que terminemos y nos vayamos.

Pues nos vamos. Salimos del refugio y recojo algunas piedrecitas de lava de este lugar tan típico para los amigos. Seguimos por el mismo camino-ruta de cabras que traíamos. Seguimos atravesando Kjölur, esta inmensa región desolada. Sigue nevando y el camino-ruta de cabras no mejora. Pero esto le proporciona algo “especial” a la expedición. Pasamos entre los glaciares Langjökull y Hofsjökull. Hacemos una breve parada para descansar la espalda, hacer fotos y admirar el paisaje. Va dejando de nevar y sale el sol.

Hasta Gulfoss son 89 km. Al fin llegamos a esta bonita cascada. Es uno de los puntos del llamado “círculo de oro islandés” junto a Geysir y þinvellir. Gulfoss, la “catarata dorada” es la más visitada del país. El río Hvitá se precipita al vacío desde 32 m de altura originando una poza que en algún punto alcanza los 70 m de profundidad. Hay miradores para acercarse y seguro que te mojas por el vapor de agua que despide la cortina de agua. Esta catarata se salvó de la especulación hidroeléctrica gracias a una granjera islandesa, Sigriđur Tómasdóttir, que amenazó con lanzarse desde lo alto de la cascada y suicidarse. El gobierno islandés aceptó la propuesta de la granjera. Al lado de la cascada se hizo un pequeño monumento conmemorativo en su homenaje. También hay un centro de información e interpretación. Hemos aprovechado para hacer buenas fotos y vídeos.

Desde Gulfoss nos trasladamos a Geysir la zona de los géiseres* más llamativos y espectaculares, que le da nombre a este fenómeno natural. Precisamente el géiser que le da nombre (Geysir) ya está menos activo, pero el que está a su lado, Strokkur, está muy activo y expulsa el agua cada cinco minutos aproximadamente por lo que podréis ver un buen número de espectadores con sus cámaras preparadas para captar el momento. Al lado hay un área de servicio con restaurante y tienda para hacer más agradable la espera.

* Géiser es un tipo de fuente termal que expulsa por convección agua caliente y vapor periódicamente. Su formación requiere una hidrogeología favorable que existe sólo en algunas zonas del planeta y su actividad puede modificarse debido a la deposición de minerales en los conductos internos, influencia de fuentes termales cercanas, influencia de movimientos sísmicos, acción humana…

Nos queda la última etapa del “círculo de oro”, un lugar mítico en Islandia, þinvellir, las “llanuras del parlamento”, dónde se originó y reunió durante siglos la que se considera primera asamblea popular del mundo, el Alþing. Además es la zona de separación de las placas euroasiática y americana, la fisura de Almannagjá. Aunque el movimiento resulte imperceptible, las balizas y señales clavadas por los geólogos en la cada vez más amplia fisura, demuestran que el suelo se desplaza y separa los dos continentes. Muy cerca, está la cascada Öxarárfoss. La tradición cuenta que la originaron al desviar el río Öxara para que se precipitara en la falla y otorgase un marco aún más imponente al lugar elegido para las reuniones de la Asamblea Nacional. Hoy, este espacio es Parque Nacional, el primero de todos los espacios protegidos de Islandia.

Hemos pasado un buen rato en la zona, merece la pena. Te transporta a otra época y también te obliga a pensar en las fuerzas de la naturaleza, imperceptibles pero inexorables.

Continuamos ya sin parar hasta Reikiavick pues a las 15 horas nos esperan en la Universidad de Islandia**. Nos recibe amablemente la rectora Kristin Ingólfsdottir. Un profesor nos da una breve charla sobre las características de esta Universidad, que a diferencia de la Universidad de Reikiavik***, es pública. Al final de la charla y las preguntas consiguientes nos ofrecen un café que se agradece bastante después de la jornada que llevamos.

**Web oficial de la Universidad de Islandia.

*** Web oficial de la Universidad de Reikiavik.

Hace frío y viento, llueve. Hoy nos alojamos en el albergue de estudiantes de Reikiavik. Las habitaciones son de 6 plazas. Los baños están en el exterior. A pesar del mal tiempo, algunos decidimos ir a dar una vuelta al centro de la ciudad (a 25 minutos del albergue, andando). Hay poco ambiente a estas horas. Recorremos los lugares más céntricos. En el muelle, vemos la escultura de un barco vikingo, la llamada “barca del sol” del artista Jón Gunnar Arnarson. También pasamos por la Höfdi, casona que albergó la cumbre Reagan-Gorbachov en 1986. Dicen aquí que es una casa con malos espíritus pues alberga las almas en pena de colonos que tomaron parte en la primera oleada de inmigrantes que llegaron a la isla. No sé si será verdad o no, pero lo cierto es que mientras caminábamos en dirección al centro vimos como empezaba a arder y llegaban camiones de bomberos e incluso ambulancias. ¡Qué casualidad! Andando por las calles desiertas, llegamos hasta el lago Tjörn y subimos hasta la iglesia Hallgrímskirkja, uno de los símbolos de la ciudad, esbelta y modernista. Como hace mucho frío volvemos al albergue. Mañana por la mañana volveremos.

Hemos decidido, como cena de despedida, ir a un restaurante cercano donde nos van a preparar un menú especial islandés. Nos ponen sopa de langosta, plato de verduras con tres pescados diferentes (merluza, bacalao y mero rebozado) y postres variados. Todo acompañado de vino chileno. Cena muy agradable. Después, una vuelta “nocturna” por la ciudad. Nos despedimos de los que se marchan mañana temprano. Esto huele ya a final. Pero no huele a tiburón podrío, que al final no hemos probado (reprobación severa para el personal de cocina, que no se repita más, lo pondré en la brain storm).

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