Páginas de Demetrio Calle Martínez

LANZAROTE EN UNA SEMANA

Se trata sin duda de una de las islas más bonitas del archipiélago canario aunque no podéis esperar encontrar zonas verdes como en La Palma o Tenerife. Su belleza radica, sobre todo, en los increíbles paisajes volcánicos modelados a lo largo de millones de años. Hay que destacar también la labor de César Manrique en la construcción de espacios a lo largo y ancho de toda la isla.

Antes de continuar os aviso que si deseáis ir directamente a las fotos y saltaros el rollo del texto, podéis pulsar aquí. Si sólo os interesan fotos relacionadas con los aspectos de la naturaleza de la isla podéis ir directamente aquí. Y si os gustan las fotos en blanco y negro, pulsad aquí. Por último, más fotos encontraréis aquí.

Día 1: Ruta del Norte, muy completa e interesante.

Se sale hacia Tahiche donde podéis ver la Fundación César Manrique (hay que estar pronto, a las 10 abren, para evitar las colas). Esta casa-museo es realmente excepcional, está realizada en cinco burbujas volcánicas y tiene esculturas y pinturas repartidas por toda la casa.

Podéis continuar en dirección a la villa de Teguise, Los Valles (Parque Eólico) y Haría. Antes de llegar a éste último pueblo podéis tomar un camino muy escondido que sale a la izquierda que nos lleva a un excepcional mirador sobre el archipiélago Chinijo (que comprende la isla La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste y Alegranza  y el espacio entre la isla de La Graciosa y Lanzarote que llaman “El Río”).

Desde ese mirador se ven abajo unas playas maravillosas (la bajada y posterior subida son espectaculares pero muy duras, ya lo veréis desde arriba). A los lados vemos los excepcionales Riscos de Famara.

Podéis continuar hasta el famoso Mirador del Río, siempre con mucha gente, pues es uno de los sitios típicos de la isla. El bar-restaurante que hay en el Mirador es obra de César Manrique y no se ve desde la costa opuesta, tal es el grado de compenetración visual con las rocas de alrededor. Suele haber una espesa niebla en esta zona.

Podéis continuar hacia el este de la isla en dirección a los Jameos del Agua, oquedades submarinas producidas por las erupciones volcánicas. Hay música ambiental que recuerda los litófonos de las cuevas. Estas maravillas naturales han sido modificadas por César Manrique.

Si ya es la hora de comer, podéis acercaros al cercano pueblo de Arrieta. Ahí hay buenos sitios donde ponen unos buenos platos de pescado. Pero si queréis algo original, comed en el restaurante “El marinero” algo más caro pero cuya comida por su originalidad y calidad no os defraudará (Os recomiendo queso canario a la plancha con salsa de batata, calabacines rellenos de bogavante, bacalao confitado con verduras, todo con vino blanco de Lanzarote… y exquisitos postres).

Ya por la tarde, si no queréis playa (aunque con todo lo hecho durante el día y la comida, apetece un rato quedarse a descansar en la playa cercana), podéis continuar hacia el norte por la costa este. Atravesaréis un malpaís maravilloso: el malpaís de La Corona. Sitio ideal para pasear y perderse un rato por las dunas, las rocas volcánicas, las rocas de la playa… pero no para bañarse pues las pequeñas y deliciosas calitas están llenas de rocas. Ahí podéis hacer unas fotos espectaculares. En la arena hay pequeños refugios donde tumbarse un rato y protegerse del viento.

Seguid hasta la punta norte de la isla y llegaréis a Órzola, desde donde salen los barcos para La Graciosa. A las 6 de la tarde sale el último barco, pero la excursión a La Graciosa es mejor dejarla para otro día. Podéis ver el puerto y la cercana y bonita playa de la Cantería, pero peligrosísima por las corrientes (han muerto muchas personas, al igual que en otras playas de la isla).

Podéis dedicar el resto de la tarde a bañaros en cualquier playa, como por ejemplo la famosa y turística playa Grande (en el Puerto del Carmen).

Día 2: Parque Nacional de Timanfaya.

No hacen reservas. Hay que ir temprano para evitar las colas de entrada al Parque. Se entra con coche pero hay que dejarlo en el aparcamiento del Parque y la visita se hace en autobús (guagua).

Antes, podéis parar a desayunar en el pueblo de Macher, pasado Tías (por cierto, en Tías tiene su casa el escritor portugués Saramago). En el Centro Cultural de Macher hay un bar que ponen excelentes desayunos, para ir bien preparado.

Seguid hacia Yaiza, atravesando el paraje de La Gería, y llegaréis pronto a la entrada de Timanfaya. Antes, a la izquierda de la carretera veréis el apeadero de camellos por si queréis hacer una ruta por el Parque en camello (creo que cuesta 12 €).

Una vez que paguéis 8 € en la entrada para ver el Parque seguiréis en vuestro coche hasta el islote de Hilario. Ahí se deja el coche y se toma la guagua. Hay un centro de interpretación, tiendas, restaurante donde cocinan con el calor del suelo (lo podéis ver), demostraciones en los géiseres, quema de aulagas con el calor del subsuelo… y la famosa higuera de Hilario.

La ruta en guagua dura 45 minutos (14 km de recorrido) y es excepcional. Eso sí, la carretera se las trae pero la pericia de los conductores es admirable. Me remito a las fotos que hice y que podéis ver en mis espacios de internet, señalados más arriba. No se puede explicar mejor. Es especialmente interesante la Montaña de Fuego. Para los geólogos es un auténtico paraíso.

Una vez que terminéis aquí podéis continuar por la misma carretera y parar un rato en el Centro de Interpretación del Parque Nacional que está más adelante, cerca ya del pueblo de Mancha Blanca. Ponen unos audiovisuales muy interesantes y la exposición aclara bastante el origen volcánico de las islas Canarias.

De ahí podéis continuar hasta el Paisaje Monumento Natural de la Cueva de los Naturalistas (nadie lo conoce por este nombre, ni siquiera los agentes forestales a los que preguntamos, pero viene muy bien señalizado en los mapas del Servicio Geográfico Nacional o en los del Ejército). Se trata de un malpaís muy bien desarrollado, de excepcionales lavas cordadas y  piroclastos con bloques, salpicado de pequeñas montañas volcánicas.  Destacan en este paisaje la Montaña  Negra (512 m) y la Caldera Colorada (467 m). No tengo que deciros por qué se llaman así. Lo veréis inmediatamente. Están justo al lado de la carretera que va hasta Tinajo.

Pero lo que más nos gustó de esta zona fue el paseo de 1 km más o menos que sale por un camino de tierra a la izquierda de la carretera según el sentido de la marcha que llevamos (hay una cadena, por lo que el coche lo dejaréis justo al borde de la carretera, hay poco espacio pero se puede dejar en un pequeño  emplazamiento). Este camino bordea la Montaña de las Lapas o del Cuervo, una caldera abierta por uno de los lados que nos ha permitido introducirnos en su interior. No os lo perdáis. Dentro hay un  cromlecht  en espiral hecho artificialmente con las piedras que van colocando los escasos visitantes que conocen este lugar. Dejad puestas las vuestras.

Si hacéis todo lo que he reflejado arriba, serán casi las 4 de la tarde, así que es hora de comer. Os recomiendo un sitio en Tinajo, casi a la salida del pueblo. Se llama bar “La Luchada”. Parece un bar cualquiera pero la atención es estupenda y la comida es típica de Lanzarote y barata. Ponen tapas y raciones. Por 17 € (en total) comimos papas “arrugás” con mojo, melva  con pisto, quesos de la tierra.. y vino “peleón” pero exquisito. Todo abundante y muy bien hecho.

Podéis seguir en dirección a La Santa, en la costa oeste. Ahí hay un lago-playa artificial. Pero si preferís lo natural podéis bañaros en la pequeña playa cercana al complejo turístico.  Aquí hay una zona donde permiten la acampada libre. En el complejo  turístico se puede comer y comprar casi de todo.

Día 3: Teguise, Guatiza, Cueva de los Verdes, Jardín de los Cactus.

Si coincide que es domingo, no os perdáis el mercadillo de Teguise. Como en nuestro caso lo era, vimos el mercadillo (espectacular en cuanto a diversidad  de puestos). Pero yo aproveché para acercarme hasta La Cueva de los Verdes, que forma parte del mismo tubo volcánico subterráneo que los Jameos del Agua y surgió a raíz de las erupciones del volcán de La Corona, situado al norte de Lanzarote, en Haría. La visita a la cueva de los Verdes dura 1 hora aproximadamente y se pasa por estrechos pasadizos, amplias aberturas, precipicios y dos galerías (superior e inferior) hechas por los ríos de lava. Recuerdo “La sala de los Estetas”, “El soplo de Dios”, la “Garganta de la Muerte”, “La puerta mora”…. Aquí os tienen preparada una “sorpresa” casi al final de la visita.

Si decidís quedaros en Teguise a ver el mercadillo, veréis que es un pueblo precioso. Está lleno de calles y casas típicas, tiendas “alternativas”, bares y restaurantes  con comida casera (os recomiendo el restaurante “El Zaguán”, donde probé por primera vez morena frita, aunque no me gustó mucho este plato). Enfrente está  bar León”, sitio estupendo para tomar té, café (los tienen de muy diversos sitios) o yogur canario.

Este pueblo tiene muchas cruces en las calles (como otros de la isla): creo que son para protegerse de las erupciones que llevaron a la destrucción casi total a algunas poblaciones de la isla varias veces.

Podéis marchar después hacia Guatiza,  bordeando la costa este de la isla.  Allí está el famosísimo “Jardín de los Cactus”, también obra de César Manrique. Ojo, que cierran a las 18 horas (en verano). Nosotros llegamos casi a las 17 h pero nos dio tiempo a verlo. Hay más de 1400 especies de cactus de todos los rincones del planeta. Todo está colocado en un enorme anfiteatro de piedra. También destaca el molino que se utilizaba para moler el gofio. La tienda, con su diseño en forma de cúpula, y el bar-restaurante, con un mural del propio César Manrique, merecen una visita. No os perdáis los azulejos de la entrada de los aseos (tanto masculino como femenino).

El resto de la tarde la pasamos en las playas cercanas a Costa Teguise: playa de los Charcos y Playa de la Cuchara.

Día 4: isla de La Graciosa.

Camino a Órzola, lugar de embarque para la isla. Salen varios barcos al día. Nosotros tomamos el de las 12 h  después de pasear por las playas del pueblo, hacer un pequeño recorrido buscando unas calas que al final no encontramos…

La travesía en barco dura apenas 20 minutos. El barco se mueve bastante y eso que nos dieron que era un día “bueno” para  atravesar el pequeño canal (llamado “El Río” como ya he dicho). Otras veces parece que se mueve bastante más. Pero ya veréis que merece la pena.

El barco os deja en el pequeño puerto de Caleta del Sebo. Es una pequeña población de casas blancas. Podéis comprar bocadillos en los dos supermercados de la isla si pensáis pasar todo el día fuera y no volver al puerto hasta la tarde. Alquilan bicis para recorrer la isla, pero al mismo precio que los todoterrenos (con conductor incluido).  Por 10 € por persona nos llevaron al otro lado de la isla (son sólo 6-7 km pero es mejor no hacerlos en bici para aprovechar el tiempo y porque hay muchos trayectos de arena que hacen dificultoso el avance). Y nos recogieron donde les indicamos y a la hora que les dijimos.

Aprovechad el día para que os lleven a la Playa de las Conchas. Es sensacional, por las vistas (veis todos los islotes cercanos) y por la tranquilidad que se respira. No hay casi nadie en este lado de la isla. Se trata de una bahía de unos 700 m de anchura flanqueada por pequeños conos volcánicos (podéis ascender a uno de ellos, la montaña Bermeja, a espaldas de la playa, con sólo 167 m de altitud: es una subida suave y muy bonita pues la vista desde arriba es espectacular). En la playa hay pequeñas “piscinas” naturales llenas de peces. Podéis ver desde aquí  la isla Montaña Clara, el Roque del Oeste o del Infierno, la isla Alegranza… Me remito a las fotos de mi álbum. A la vuelta, en el puerto hay varios bares-restaurantes. Nosotros tomamos unas puntitas de calamar, queso fresco de la tierra y unas cervezas bien frías. A las 18 h tomamos el barco para volver a Lanzarote.

Día 5: Ruta del Sur.

Nos vamos hacia El Golfo, un pueblecito marinero en el extremo suroeste de la isla. Me sorprendió el cráter engullido en su mitad por el mar, cuya media luna se levanta escarpada ante una playa negra y una laguna verde (por el fitoplancton), muy famosos. Es un sitio muy visitado por los amantes de la naturaleza. Hay un camino que sube hasta un mirador desde donde se puede ver lo que he dicho además de una pequeña cala con barquitos de pesca. Por el otro extremo se llega al cráter por la misma playa.

El paisaje de los alrededores de El Golfo es espectacular, no sólo por lo que he citado sino también por el malpaís de lava que atravesamos, así como por las montañas de la Vieja Gabriela, Pico Redondo, Caldera del islote de la Vega, Montaña Bermeja y montaña del Golfo.

Al salir de El Golfo bordeando las dos montañas citadas en último lugar y siguiendo la línea de costa (acantilados espectaculares) se llega al paraje de los Hervideros, grutas volcánicas situadas en el mismo acantilado con orificios que dejan ver el mar debajo. Muy visitado.

Siguiendo por la misma carretera bordeando El Tahosín (acantilados) parando de vez en cuando para ver la espectacularidad del lugar. Se llega a las cercanas Salinas del Janubio y Playa del Janubio. Merecen una visita.

Para comer podéis acercaros a la punta sur de la isla, a la población turística de Playa Blanca, con un puerto desde donde salen los barcos hacia Fuerteventura. La población está llena  de pequeños y grandes restaurantes. Los de mejor precio (y calidad) están fuera de la primera línea de playa, como suele ocurrir en todos sitios. Cuando estábamos comiendo, ¡empezó a llover!, cosa extrañísima en Lanzarote y en pleno verano, según los camareros.

Después de comer nos acercamos al Monumento Natural de los Ajaches, antigua zona militar (se pagan 3 € por entrar con el coche). Aquí están las playas más célebres de la isla: Playa Mujeres, Papagayo, Caleta del Congrio y  Puerto Muela. A elegir por vosotros mismos. Las podéis ver todas desde unos acantilados hermosísimos (con muchos caminos para hacer senderismo). Al frente, tenéis la isla de los Lobos y Fuerteventura.

El camino de vuelta lo hicimos por Femés, con hermosas vistas. Nos acercamos  hasta Yaiza para ver el famoso restaurante  La Era, restaurado por César Manrique. Pero estaba cerrado por reformas. A ver si tenéis suerte y podéis verlo.

Día 6: Arrecife. Monumento al Campesino. Casa del Campesino

Hoy hemos dedicado la mañana a la capital de la isla, Arrecife. Se puede ver el Castillo de San José donde se encuentra el Museo Internacional de Arte Contemporáneo, Barrio del Casco Antiguo, Castillo de San Gabriel, alrededores de la calle León y Castillo…

Como sobra bastante tiempo, nos adentramos en la isla siguiendo la dirección San Bartolomé-Mozaga, para ver el Monumento al Campesino (de César Manrique) y la casa del Campesino (casa-cortijo con muchas dependencias para vinos, cestos, cerámica…). Os recomiendo que comáis en el restaurante de la propia Casa del Campesino. Ponen una exquisita comida canaria (morcilla dulce con mojo verde, potaje canario, santocho con mojos, bienmesabe con helado de gofio, compota de calabaza con helado de limón… bueno, para qué seguir).

Acabamos de ver la casa y pasamos el resto de la tarde en la población ya comentada de Teguise. Mereció la pena volver a pasear por sus típicas calles. Como llueve y hace frío (¡quién lo diría!), nos resguardamos en el café El León (ya comentado anteriormente).

¡Que disfrutéis de esta isla maravillosa!

       

© Demetrio Calle