Milogo1

            Páginas de Demetrio Calle Martínez

BUTÁN

El País del Dragón del Trueno

El Último Shangri La

Quién me iba a decir hace sólo unos meses que podría visitar este extraño país de los Himalayas, tan pintoresco y desconocido. Lo cierto es que tras unos largos trámites de permisos y visados (hay que hacer escala en países como India, Nepal, Qatar o Tailandia), conseguí el permiso correspondiente y los vuelos. La única compañía que vuela a Bután es la propia del país: Druk Air. Si pretendéis visitar este país es necesario que sepáis que todo lo tenéis que hacer a través de agencias autorizadas por Bután. Ellas os conseguirán todos los documentos necesarios. Como esto puede cambiar, no doy más datos y os dejo más abajo algunos enlaces que os pueden interesar.

Mi libro fotográfico sobre Bután

Acceso a mi álbum de fotos

Acceso al álbum de mapas

Mis rutas por Bután (GPS)

www.destinybhutan.com

www.bhutanexcursions.com

www.absolutebhutanbooks.com.bt

 

 

Cuaderno de viaje

Salgo hacia Bután vía Frankfurt y Calcuta, donde he de pasar noche para tomar el vuelo al día siguiente hasta Paro, la única ciudad de Bután con aeropuerto internacional. En el avión conozco a Dolors y Silvia, que también harán el viaje que tengo previsto por el país. Dolors tiene un problema: no le ha llegado a tiempo el visado para la India. Veremos a ver que ocurre en el control policial del aeropuerto de Calcuta. Desde Frankfurt a Calcuta hay 9, 30 horas de vuelo. Atravesamos el cielo de casi media Europa, Mar Negro, Mar Caspio, Afganistán y casi toda la India. Tras rellenar los documentos de inmigración nos comunican que Dolors ha de quedarse en tránsito, sin poder salir del aeropuerto hasta el vuelo del día siguiente. Paso la noche en el Hotel Hindustani International, después de que el taxista recorra calles y más calles oscuras con gente tirada en el suelo, decenas de perros sueltos y basura por todos lados. Por fin llegamos al hotel y tras una reconfortante ducha recibo por SMS la mala noticia de la muerte de Antón Galán, un profesor español que trabajaba en Islandia y que hace pocos días conocí en la Universidad de Reikiavik.

Día 1: De Calcuta a Paro.

Visita a Paro.

Madrugo bastante pues a las 5,00 hay que marchar hacia el aeropuerto. El hotel me da una bolsa picnic con un sándwich (no lo pruebo), una pera, bizcochos y una albóndiga muy picante que dejo casi entera. El taxi nos deja en el aeropuerto de Calcuta donde Dolors ha pasado la noche. Los trámites de facturación y control policial son muy lentos a pesar de que no hay casi nadie en el aeropuerto. Al fin, a las 7,45 h sale nuestro vuelo hacia Paro de la compañía Druk Air. Durante el vuelo, repleto de americanos y de gente del país, relleno el documento de inmigración y el de la gripe A. Leo un rato el magazine de Druk Air para ir enterándome de algunas cosas de Bután. Me entero que los símbolos nacionales son, además de la bandera y el emblema, el ciprés (Cupressus corneyana), la “blue poppy” (Meconopsis grandi), el cuervo (Corvus corax tibetanus) y el takin (Budorcas taxicolor), animal sagrado de Bután. Todo esto lo podéis encontrar en mi colección de fotos de Bután.

Desde el avión las vistas son excepcionales. Volamos sobre inmensas cordilleras que casi rozan las alas (es un decir, claro, pero no es muy exagerado). En tan solo una hora de vuelo aterrizamos en Paro, en medio de un espectacular valle entre montañas recorrido por el río Paro (en adelante, la palabra Chhu significará agua, río… Así pues el río Paro se dice Paro Chhu). El aeropuerto es precioso, adornado con los colores y formas típicas butanesas, muy parecidas a las del resto de países de los Himalayas. Los trámites son lentísimos, incluso más que en la India. Nos han puesto un termómetro en la frente por si tenemos alguna fiebre, lo cual puede ser indicativo de gripe A y no nos dejarían entrar en el país. Cuando pasamos el control, ya tenemos fuera nuestras maletas y nos espera nuestro guía, Rinzi, vestido a la usanza tradicional butanesa. Es obligatorio para los que trabajan en organismos oficiales del país, llevar la indumentaria tradicional (ver fotos). Nos comunicamos con él en inglés, aunque al final del viaje él había aprendido bastantes palabras en castellano y catalán (que lo hablan Dolors y Silvia). Adelantamos el reloj media hora con respecto a India. Son más o menos las 9 de la mañana cuando iniciamos nuestra andadura por este fantástico país. Antes, nos dicen que mucha gente viene a ver aterrizar los aviones (muy pocos al día) por lo espectacular que resulta oírlos acercarse al valle (sin verlos) hasta que aparecen entre las montañas pocos momentos antes de tomar tierra.

Marchamos en la furgoneta de Rinzi hasta Paro, bonita ciudad a 2.360 m de altitud y a unos 7 km del aeropuerto. La carretera es muy estrecha, apenas caben dos coches. Se conduce por la izquierda, lo que nos lleva a nosotros a tener más de un susto. Nos dan una botella de agua envasada y vamos a recorrer la ciudad. Vemos edificios y tiendas con la estructura típica Himalaya. Pasamos cerca de un parque donde vemos a varios hombres (vestidos con la indumentaria típica) tirando con arco. Nos dicen que este es el deporte nacional. Son auténticos expertos. Es curioso verlos practicar este deporte. Cuando aciertan en la diana, el grupo del que ha acertado empieza a bailar y cantar. Nos dicen que en este momento está en el grupo un sobrino del rey de Bután.

 

Butan%2520005          Butan%252520007                Butan%252520009

 

El día es espléndido. Incluso caluroso. A las 12,45 h, después de un largo paseo, vamos a comer a un restaurante donde tendremos la oportunidad de probar la comida butanesa. Nos ofrecen ensalada cocida, pescado (con muchas espinas, pero riquísimo), patatas asadas en empanada, brécol asado (con chili, que no probamos pues es fortísimo para nuestro paladar), arroz rojo y ternera en salsa y de postre, manzana. Todo está muy rico. Tenemos que acostumbrarnos a los sabores fuertes y picantes pues eso es lo que nos espera los próximos días.

Estamos muy cansados y cuando decidimos que lo mejor es ir al hotel a descansar, nos llevan a ver el Museo Nacional de Bután.

Museo Nacional de Bután

Situado en una antigua fortaleza Ta Dzong, del siglo XVII, en lo alto de una colina desde donde hay una vista excepcional de la ciudad, del río y de su valle. El Museo contiene una gran colección de objetos que cubren toda la historia y cultura del país con dedicación especial a la religión budista. Destaca la capilla dedicada a la Deidad de la Salud. Como no se permiten las fotos en el interior (como en casi todos los edificios oficiales del país) no os puedo ofrecer las correspondientes imágenes. Pero merece la pena la visita.

 

Butan%2520019          Butan%252520023                Butan%252520024

 

Al salir del Museo vemos debajo de la colina un colegio con los alumnos uniformados con vestidos de bonitos colores.

 

Butan%2520015          Butan%252520017                Butan%252520027

 

Seguimos bajando la colina en dirección a Paro y hacemos una parada para ver el célebre Monasterio Rimpung (Dzong Rinpung). Realmente extraordinario. Hoy es sede la Corte de Justicia y en él se enseña el budismo a los futuros monjes. Visitamos el interior y observamos el ir y venir de los jóvenes por todas las dependencias. Este Dzong debería ser nombrado Patrimonio de la Humanidad. Bajamos hacia el río y cruzamos un bonito puente de madera. Y ya, casi agotados, nos vamos al Hotel Olathang, bastante lejos de la ciudad, pero precioso, en pleno bosque, con casitas de madera amplísimas que sirven de habitación.

 

Butan%252520034          Butan%252520041                Butan%252520045

 

Después de una reconfortante ducha y de un merecido descanso salgo de la habitación para cenar. Son las 19 h y es completamente de noche. Hay un rico pollo asado con ensalada, brécol, pescado (el mismo tipo del que tomé a mediodía) y carne de ternera picante (aquí pica todo).

Día 2: De Paro a Thimbu.

Valle del Paro Chhu, Chhuzom, visita a Thimbu, Reserva Nacional del Takin.

¡Otro día excelente de sol! ¡Y un desayuno estupendo a base de té, mantequilla, un jamón especiado, mermelada y dos huevos fritos (aquí los hacen por las dos caras)! Ya esto de nuevo en forma para aguantar lo que haga falta.

En cuanto desayunamos, a las 8,30 h, y tras echar un último vistazo al valle desde mi cabaña, salimos a la carretera general en dirección a Thimbu, la capital del país. Hay aproximadamente 50 km pero se tarda una hora pues las carreteras no son lo mejor del país, desde luego, y eso que ésta que tomamos ahora es de las mejores. Vamos recorriendo el valle del Paro Chhu observando increíbles paisajes, aldeas, desprendimientos de tierra debidos a los recientes monzones, bosques… Llegamos a un puente donde hay un cruce de carreteras (Dantak confluence) y un puesto de control policial pues este es el paso obligado para los que traen mercancías de la India. Se llama Chhuzom La (Paso de Chuzón). Debajo del puente se unen dos ríos, el Paro Chhu y el Thimbu Chhu, y juntos (y algunos cursos de agua más) dan lugar al Wang Chhu que toma dirección hacia la India para unirse al Ganges. Esta zona se llama Chhuzom (“unión entre ríos”). Y veo al otro lado del río una aldea a base de casas de latón, muy pobre (ver fotos).

 

Butan%2520016-001          Butan%252520018                Butan%252520025-001

 

No he dicho hasta ahora que Bután mide su progreso por el Índice de Felicidad y no por el Producto Interior Bruto. Ese índice es exclusivo de este país y es la forma oficial de decir que aquí la gente es feliz sin importar la riqueza. No dudo que la gente sea aquí feliz pero también es verdad que hemos visto zonas (fuera de los recorridos oficiales) en donde la palabra “felicidad” quizás no sea muy aplicable.

Siguiendo con nuestra ruta, añadiré que en esta zona de unión de los ríos hay un monumento religioso con tres estupas de estilos nepalí, tibetano y butanés. Parece que antiguamente señalaba el camino. Hay varias chozas en donde se venden recuerdos. La chimenea del puesto policial es para no perdérsela.

 

Butan%2520012          Butan%252520019-001                Butan%252520022

 

Seguimos en dirección a Thimbu. Nada más llegar se nota que es la capital del país. Bulliciosa, mucho tráfico. Conducen muy mal. Aunque al parecer no necesitan conducir mejor. Parece que nunca hay accidentes y eso que sólo disponen de un semáforo en toda la ciudad. No obstante, todavía pienso en cómo es posible que no hayamos sufrido algún choque con otros vehículos.

Empezamos a recorrer la ciudad y mi primera parada es en la Oficina Postal. Compro postales y sellos. Y aquí nos llevamos una gran sorpresa. ¡Nos hacen sellos con nuestra imagen con el mismo valor legal que cualquier otro sello del país! Cada sello a 20 Nu. Así pues nos disponemos a que nos hagan la correspondiente foto y en pocos minutos tenemos nuestra plantilla de sellos de Bután con nuestra foto ¡Increíble, pero cierto! Después nos explican que es un privilegio que el Rey de Bután ha concedido a los extranjeros con motivo del aniversario (no recuerdo cuántos años) de la Monarquía. Aprovecho para mandar estos sellos con mi foto a mi familia y amigos ¡Se quedarán de piedra cuando los vean!

A continuación subimos hacia el Museo de Costumbres Populares de Bután (Folk Heritage Museum), muy interesante. Aquí pudimos apreciar como era la vida de los butaneses en tiempos antiguos. Hay decenas de objetos de todo tipo. Tampoco hemos podido fotografiarlos.

Muy cerca está la Escuela de Artes y Oficios (National Institute for Zorig Chusum). Aquí los jóvenes aprenden pintura (casi toda de tipo religioso budista), cerámica, bordado, cincelado, albañilería, tejidos… Compro algunos objetos hechos por el alumnado (la Escuela se queda con el 10 %). Hemos podido entrar en las clases (se encuentran en este momento en el recreo) y vemos a los jóvenes con sus indumentarias típicas pero tecleando con su móvil o con los cascos puestos escuchando música, como cualquier otro joven de cualquier país del mundo. Cuando los alumnos se han incorporado a las clases después del recreo, nos han permitido seguir hablando con ellos y hacerles fotografías mientras trabajan.

 

Butan%2520060          Butan%252520071                Butan%252520083

 

La siguiente visita ha sido a la Biblioteca Nacional. Contiene el libro más grande del mundo (récord Guiness) y una gran cantidad de libros religiosos y plegarios. Aquí sí nos han permitido hacer fotos.

 

Butan%2520089          Butan%252520096                Butan%252520099

 

Va siendo hora de comer pues son ya las 13 h. Vamos a un restaurante típico de la ciudad, muy bonito. Tomo fideos (muy ricos), pollo asado, unas albóndigas que no me han gustado nada, verduras, patatas fritas en masa (también muy ricas) y helado de nata. He dejado a un lado las salsas picantes.

Ahora un breve paseo para sentirse mejor y a continuación subimos a la parte alta de la ciudad, a la montaña. Estamos a 2700 m de altitud y lo notamos un poco. Desde aquí hay una preciosa vista del Dzong (que es el centro político y religioso) y de toda la ciudad. También vemos el edificio del Parlamento y un poco más atrás, casi escondido, el Palacio Real. Rinzi nos explica que el Rey es muy admirado por la población. Nos dirigimos a una zona de bosque llena de banderas para las plegarias y paseamos un rato. Desde aquí se ven las casas donde viven los ministros y, muy cerca, las chabolas donde vive la gente más pobre. Thimbu se extiende a todo lo largo de este bonito valle y crece rápidamente.

 

Butan%2520114          Butan%2520108

 

La siguiente visita ha resultado muy interesante pues nos hemos desplazado hasta la Reserva Nacional del Takin. En esta zona de monte se encuentran varios ejemplares de takin (Budorcas taxicolor), el animal sagrado de Bután. Es un bóvido mitad yak, mitad cabra, oveja o algo parecido, que tiene una interesante leyenda con connotaciones religiosas y mitológicas. Es el símbolo nacional del país. Además de takines, en la Reserva hay también ciervos llamados sambares (Rusa unicolor). Si queréis conocer algo más de todos estos animales (leyenda incluida, y fotos) acceded a la entrada correspondiente de mi blog de fotos de naturaleza.

 

Butan%2520124          Butan%2520122                Butan%252520135

 

A continuación visitamos la estupa del National Memorial Choeten, llena de gente ofreciendo rezos y plegarias. Lo hacen dando tres vueltas alrededor del monumento andando en el sentido de las agujas del reloj (nunca al contrario). Aquí pude observar gente de todas las clases sociales. Dolors y Silvia, a instancias de nuestro guía, me obligan a dar las tres vueltas reglamentarias dando fe de ello con la cámara fotográfica. Aunque intento engañarlas, al final no lo consigo pues me tenían vigilado.

Ya está atardeciendo y nos disponemos a ver una fábrica de telas. Este trabajo manual es muy laborioso y por ello las prendas resultan un poco caras pero tienen gran calidad y unos coloridos preciosos. Me decido a comprar una tela.

 

Butan%2520138                Butan%252520144          Butan%252520150

 

Salimos del telar y nos vamos a una cafetería cercana a tomar un té y pasteles típicos de la tierra. Tras descansar un rato nos encaminamos al Dzong de la ciudad. Abren al público a las 17 h pues es a esta hora cuando terminan de trabajar los funcionarios que lo ocupan. Me resulta más grandioso que el de Paro. Hay mucho control policial al ser un edificio público. Podemos hacer fotos pero sin volvernos hacia el lado desde donde se ve el Palacio Real. Hay enormes cochazos aparcados en la entrada de las marcas más conocidas. La visita resulta interesantísima. En la zona principal hay una estatua enorme del Buda “actual” (el Buda “futuro” está en Bumthang y ya se sabe quién es, según Rinzi). No podemos hacer fotos dentro de este recinto del Buda pues nos quitarían las cámaras. Bajo la figura enorme del Buda hay tres tronos, uno para el padre del Rey, otro para el Rey y otro para el monje jefe de los budistas. Aquí tuvo lugar la entronización del actual rey de Bután. En el recinto hay también una enorme colección de figuras de Buda.

 

Butan%2520157          Butan%252520158                Butan%252520167

 

Ya es de noche y abandonamos el Dzong. Nos vamos en dirección al Hotel Riverview, al otro lado del río, desde donde hay una vista magnífica de la ciudad iluminada. Después de descansar unos momentos volvemos a la ciudad para hacer una visita nocturna. Vemos tiendas de todo tipo abiertas hasta muy tarde. En una de ellas veo ropa de todas las marcas “occidentales”. En las tiendas de recuerdos abundan las máscaras, los collares, las imágenes de Buda, esculturas diversas… Aprovecho para comprar en una librería un precioso libro de zoología escrito en dzongkha, el idioma butanés.

A las 20 h se arma un buen bullicio en las calles pues la gente sale de trabajar y empiezan a tomar los buses y minitaxis. Volvemos al hotel. Hoy tenemos de cena pollo asado, arroz picante, tofú, brécol, patatas asadas y manzana con miel. Tenemos internet al precio de 50 rupias, 25 minutos. Desde mi habitación hay una preciosa vista nocturna de Thimbu. Dejo la cortina abierta para que la luz del amanecer me despierte mañana.

Día 3: De Thimbu a Punakha.

Estupas de Dochula, Yuwak, Templo de la Fertilidad (Chimilhakang) y Dzong de Punakha.

Se levanta un día de sol espléndido. Hoy tenemos un frugal desayuno, nada del otro mundo. Antes de partir dejo unas postales en recepción para que las envíen. Mientras se prepara la furgoneta aprovecho para fotografiar el estadio olímpico (frente al hotel, al otro lado del río) y a un paseo que hay al lado del río.

Salimos en dirección a Punakha (a 71 km de Thimbu). Vemos de camino la nueva Universidad de Bután, que funciona desde 2003, y la zona de ampliación de la nueva ciudad con edificios de varias plantas. Seguimos en dirección norte mientras el río, que hemos seguido hasta ahora, toma ya dirección sur.

La carretera es todo curvas y con firme en muy mal estado. Con razón Rinzi nos dijo esta mañana que tardaríamos 3 horas en llegar, incluyendo las paradas, claro. Paramos en un pequeño mirador para ver un Dzong que ahora se usa como Instituto de la lengua Dzonkhá. Al otro lado, hay un pequeño poblado de chabolas (un ejemplo de “el otro Bután”).

 

Butan%2520171009%2520001%2520%25282%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%2525285%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%2525287%252529

 

Continuamos por la terrible carretera. Los paisajes son ahora hermosísimos. Las montañas están llenas de pinos azules y rododendros. La carretera sube sin parar hasta que llegamos a un puesto de control de inmigración. Nos explican que cuando China invadió Tíbet muchos tibetanos se exiliaron  a Bután y ahora les han concedido la nacionalidad butanesa. En el control venden queso de cabra colgado en tiras alargadas como las fichas de dominó, manzanas, carne seca, bebidas… Paramos a estirar las piernas y a que la espalda descanse un poco de tanto bache.

 

Butan%2520171009%2520001%2520%25289%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%25252811%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%25252812%252529

 

Seguimos ascendiendo hasta llegar al paso de Dochula (3250 m). En lo alto hay 108 estupas en conmemoración al rechazo que las tropas butanesas hicieron de una incursión india en 2003. La vista desde aquí es increíble y es el único sitio desde donde podemos observar el Himalaya butanés. El sol le da un aspecto espectacular.

Hay también una zona de plegarias (ponemos las nuestras, que nos ha regalado Rinzi). Un grupo de baile ensaya en estas alturas algunos pasos y cantos para un spot publicitario. Muy cerca hay un pequeño monasterio adornado con pinturas de escenas de los reyes de Bután y sus familias y del combate de 2003 con el Rey en armas acompañado de su ejército.

 

Butan%2520171009%2520001%2520%252815%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%25252831%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%25252832%252529

 

Después de pasear un rato por esta bonita zona continuamos de nuevo el viaje. Ahora la carretera empieza a descender fuertemente lo que hace que aumente la posibilidad de choques pues se conduce muy rápido y hay bastante tráfico. Somos testigos de algunos adelantamientos que cortan la respiración. Además, en algunos tramos hay desprendimientos. La carretera la arreglan los lugareños. Observo que llevan a sus hijos pequeños al trabajo. Vemos camiones cargados de patatas. Rinzi nos dice que las patatas las crían en Bután y las exportan a la India, allí las fríen y las exportan, ya fritas, de nuevo a Bután ¡viva el comercio mundial!

A medida que descendemos van desapareciendo los pinos azules y van abundando los rododendros. Paramos cerca de Thinlegang para estirar un poco las piernas. Un poco más adelante paramos cerca de un cruce, en Yuwak, una aldea agrícola. Aquí hay un bonito restaurante con una espectacular vista al valle. Es la hora de la comida. Hoy toca pollo asado (como siempre).  Después de la comida hacemos un pequeño recorrido atravesando campos de arroz, hasta el llamado Templo de la Fertilidad o Chimilhakang. A este templo vienen parejas que no pueden tener hijos o padres con hijos que tienen problemas de salud. En el interior hay varios objetos fálicos y una escuela budista.

 

Butan%2520171009%2520001%2520%252845%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%25252847%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%25252858%252529

 

Paseamos un poco por la aldea. Es pobre. Las aguas fecales están al descubierto. Las casas son muy humildes.

Seguimos en dirección a Punakha donde lo único que destaca es el fantástico Dzong. Está al otro lado del pueblo, junto a la confluencia del río Mo Chhu y uno de sus afluentes. Este Dzong fue sede durante un tiempo del Gobierno de la Nación. Bien merece una visita detallada. Para verlo hay que atravesar un precioso puente de madera sobre el río. El recinto es inmenso. Su patio principal sirve de escenario de los festivales de Punakha a los que asiste el Rey en calidad de “Sir” pues es el título que le concedieron los ingleses cuando medió entre India y Tíbet hace ya muchos años.

 

Butan%2520171009%2520001%2520%252873%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%25252875%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%25252886%252529

 

Punakha como tal tiene poco que ver, exceptuando el Dzong. Hemos callejeado un poco. Tiene un aspecto sucio y descuidado. A las afueras del pueblo está nuestro hotel, Zangdhopelri. Desde él sí hay unas bonitas vistas a unos bancales de cultivos de arroz y al bosque de pinos.

 

Butan%2520171009%2520001%2520%252898%2529          Butan%252520171009%252520001%252520%252528100%252529                Butan%252520171009%252520001%252520%252528101%252529

 

A las 18,15 ya es casi de noche. Subo a la habitación, amplia, con TV, tipo cabaña. El baño deja mucho que desear. La cena está prevista a las 19,30 h. Hay espárragos con salsa de queso de cabra, pollo asado (para variar), pescado con salsa de ajo y guayabas. Muy rico todo. Hay que descansar que mañana espera un día duro pues tendremos que atravesar numerosos valles y montañas (calculamos 6-7 horas de camino). Despierto sobresaltado a las 6 de la madrugada pues hay un ruido infernal, muchas voces, llega un camión muy ruidoso…, así hasta pasadas las 7 h.

Día 4: De Punakha a Trongsa.

Mercado de Wangde Phodrang, valle del río Dang Chhu, paso Lawala, Gangtey,

Tras los ruidos y la consiguiente falta de sueño, me levanto, me aseo y dejo preparada la maleta. Tengo una pequeña terraza en la habitación que da al campo. Bonita vista. Las chicas del hotel parece que no tienen muy buena cara hoy, no sé qué les ocurrirá. Es probable que el ajetreo de esta madrugada tenga algo que ver. Desayuno a base de té, mermelada, mantequilla, salchichas locales y tortilla con cilantro, muy rica.

Salimos sin más demora y hacemos una primera parada en el pueblo de Wangde Phodrang donde hay un mercado dominical muy concurrido. Hay todo tipo de hortalizas y frutas. Mucho ambiente. Me gustaría reflejarlo lo más exactamente posible en fotografías, pero algunas mujeres de los puestos no quieren ser fotografiadas, otras no ponen ningún impedimento.

 

Butan%2520181009%2520%25283%2529           Butan%252520181009%252520%2525286%252529                Butan%252520181009%252520%2525289%252529

 

Después de pasear por el mercado subimos a lo alto del pueblo donde se encuentra el majestuoso Dzong. Hay un grupo de escolares uniformados de visita al recinto, y eso que hoy es domingo. El uniforme es el traje típico de Bután, el Gho (traje masculino) y la Kira (traje femenino).

Salimos de Wangde y la carretera se torna infernal, horrible. Lo bueno es que los paisajes compensan lo malo del viaje. Atravesamos increíbles valles, bosques de rododendros y montañas. Con frecuencia nos interrumpen rebaños de vacas que atraviesan la carretera por cualquier sitio. Hay bonitas cascadas, aldeas pequeñísimas, casas en lo alto de los riscos desafiando la gravedad… Todo un espectáculo que va haciendo más llevadero el cansado viaje. Hemos pasado por Nyatoka, Polula, Gumina, Rachau… siguiendo el valle del río Dang Chhu, magnífico. Subimos hasta el paso Lawala (3340 m) y vemos el primer yak (Bos grunniens), solitario, esquivo.

 

Butan%2520181009%2520%252818%2529          Butan%252520181009%252520%25252822%252529                Butan%252520181009%252520%25252823%252529

 

Ahora bajamos un poco hasta tomar un desvío que nos lleva en dirección sur hasta la población de Gangtey donde destaca su monasterio, muy antiguo y no tan suntuoso como los que hemos visto antes. Eso le da un “toque especial”. En la plaza del monasterio nos llevamos una sorpresa. De pronto empiezan a llegar monjes budistas que se van sentando en dos filas paralelas. Detrás de estas filas se sienta gente del pueblo que les lleva comida. Según nos explican es porque así  agradecen a los monjes el pedir favores para un difunto que acaba de morir. Según la tradición budista, el difunto está 45 días entre su gente y cuántos más favores, plegarias, etc. hagan por él, mejor será su vida futura en el otro mundo. Unos monjes jóvenes se encargan de repartir la comida (cazos enormes llenos de arroz, verduras, etc.). Mientras tanto, los familiares del difunto están sentados al lado de una pared viendo todo esto. Observo muchos monjes ya de muy avanzada edad. Recorremos el interior del monasterio, muy austero.

 

Butan%2520181009%2520%252833%2529          Butan%252520181009%252520%25252834%252529                Butan%252520181009%252520%25252835%252529

 

Desde aquí seguimos por el valle hasta un Centro de Información sobre grullas. Lástima que esté cerrado. Las grullas llegan a Bután desde Tíbet, donde crían, y pasan en estos valles entre 3 y 5 meses. Es una zona protegida. En esta zona se prohíben los cables eléctricos para que las aves no tropiecen con ellos. La energía la obtienen a través de placas solares.

Seguimos un poco más de camino y llegamos a un buen hotel que está en una ladera con vistas magníficas al valle. Nos dan de comer sopa de col y un plato a base de ternera, pasta, queso en tiras y perejil. No hay postre. En el comedor conocemos a una chica chipriota que está sola en el hotel pues iba con su grupo a hacer una ruta de montaña de 28 días y a la semana de empezar le dio el mal de altura y se ha tenido que volver. Compartimos el rato de la comida con ella. Dos cernícalos vigilan desde el tejado.

A continuación, desandamos todo el camino otra vez hasta el paso Lawa La y ahora tomamos la “carretera” principal en sentido Trongsa.

Entramos en una zona de maravillosos paisajes. Pasamos el paso Pele La (3392 m) y vemos unos cuantos yaks pastando. Después de hacerles unas fotos continuamos por la catastrófica carretera adentrándonos (bordeando precipicios increíbles, más bien) en el Parque Nacional de la Montaña Negra, con magníficas cascadas, inmensos bosques y un paisaje fantástico. El precipicio que tenemos al otro lado de la carretera (se conduce por la izquierda) es terrible. Lo malo es que a la vuelta nos tocará en nuestro lado.

Paramos en las estupas de Chendebji, uno de los sitios típicos de Bután. Descansamos un rato y hacemos fotos. La estupa tibetana es muy bonita.

 

Butan%2520181009%2520%252843%2529          Butan%252520181009%252520%25252848%252529                Butan%252520181009%252520%25252851%252529

 

Continuamos por la zona superior del valle del río Chandiji Chhu y paramos en una tienda típica de Nangar. Sin detenernos mucho rato seguimos en dirección a Trongsa y paramos en un mirador desde donde hay unas vistas magníficas del Dzong de Tonsga y de la cascada que forma el río Trongsa Chhu, que al unirse un poco más abajo al río Chandiji Chhu forman el Mangde Chhu. Hay un sendero que parte desde el mirador donde nos encontramos, baja hacia el río, sube a la cascada y llega a Trongsa. Rinzi nos dice que es mejor no hacerlo porque hay muchas serpientes. Además, después del palizón de coche de hoy, ya no sabemos dónde tenemos los riñones. Llegamos a Trongsa a las 17 h y nos alojamos en el hotel Yangkhil Resort, magnífico, con maravillosos jardines, habitaciones tipo bungalows con vistas a las montañas, muy limpias y cuidadas, baños muy grandes y en prefecto estado. Estamos a 2150 m de altiud.

Pasamos un buen rato disfrutando de las instalaciones del hotel, tomando té y pastas, conectándonos a internet para enviar y ver correos…

 

Butan%2520181009%2520%252855%2529          Butan%252520181009%252520%25252859%252529                Butan%252520191009%252520%2525288%252529

 

A las 19,30 h cenamos pescado con espinas y picante, puré de patatas, riquísimo, verduras asadas, muy ricas también, espinacas, cerveza… De postre fideos con leche y canela. Las cervezas son de 650 ml y valen aquí 85 ngultrum aunque en los demás sitios valen 100.

Tras la cena nos da un poco la lata uno de los camareros jóvenes que sabe algo de español. Subimos a las habitaciones pues aquí no hay mucho más por hacer y además venimos muy cansados de tantas horas de viaje y tantos cambios de altitud. El tiempo nos ha acompañado bien durante todo el día pues ha hecho sol y sólo se ha nublado en la zona montañosa del Parque Nacional de la Montaña Negra y al llegar a Trongsa, que también está entre montañas. La vista de Trongsa entre las montañas es magnífica.

Día 5: Trongsa y Chamkhar.

Dzong de Trongsa, Torre de Trongsa, Museo de la Monarquía, Nangar, Chamkhar.

Día soleado. Desayunamos tortilla con queso, cebolla y tomate, acompañada de gofre, té, mantequilla y mermelada, miel y plátano. A las 9 h ya estamos en camino al Dzong de Trongsa. En la entrada tiene un árbol enorme, antiquísimo. La leyenda dice que plantaron una estaca cuando comenzó la construcción del Dzong y creció un árbol. En una foto de hace 60 años que he visto en el interior de la torre se ve que el árbol era muy pequeño. El interior del Dzong es muy parecido a otros que hemos visto. Hay una figura que enseña la creación de la Tierra según el budismo. Todos los Budas y Gurús que hemos visto ya también están aquí, por ejemplo el que mandó construir los dzongs en todo el país, el que se llevó del Tíbet un objeto-ofrenda y cuando vinieron los del Tíbet a recuperarlo, hizo como que lo tiraba al río pero se lo guardó en la manga (de ahí la parte blanca que llevan en el vestido tradicional los butaneses, pues es donde se guardó el objeto), el de la fertilidad, etc. etc.

Butan 191009 (1)          ../../Downloads/Butan%20191009%20(3).JPG                ../../Downloads/Butan%20191009%20(5).JPG

Hemos estado 1 h y 15 minutos visitando el Dzong y a continuación nos vamos hacia el centro del pueblo a dar un paseo. Veo en una tienda el Bhutan Times y lo compro por 10 Nu. No puedo leerlo, claro, por el tipo de alfabeto que usan aquí, pero me vale como recuerdo. Luego subimos una calle, y cientos de escaleras, y llegamos a la Torre de Trongsa. Es una antigua fortaleza que contiene el Museo de la Monarquía. La última reforma es del año 2008 y la hicieron los austríacos.

El Museo está lleno de valiosas piezas referentes a la religión budista y a la Monarquía. Hay varias galerías repartidas por las 5 torres que forman el edificio completo. Una de ellas está dedicada a la dinastía Wangchuck que gobierna el país desde 1907. Aquí se guarda la corona que se usa en las ceremonias de la coronación. No os puedo dejar alguna foto pues en este edificio están prohibidas. El último piso de la torre principal guarda la palabra de Buda, que es un conjunto de cajas con los escritos de sus enseñanzas. También guarda su mente, en un objeto parecido a nuestro botafumeiro. Y también guarda su cuerpo, que está representado por un Buda penetrando a una mujer que está sentada sobre sus piernas y con los pies de Buda aplastando a los demonios y con 12 brazos que enseñan las armas con las que mata a esos demonios.

Después de la visita almorzamos en el restaurante del Museo: ternera, vegetales con queso, empanada rellena de carne, verduras fritas y guaraná.

Va haciendo algo de fresco en la Torre, así que bajamos hacia donde nos espera la furgoneta para iniciar la ruta hacia Chamkhar. Nos esperan algo más de 65 km.

La ruta hacia Chamkhar es por una carretera tan mala como la de ayer. Enormes precipicios. Numerosos desprendimientos a lo largo de la ruta. Observo como los obreros de la carretera viven en chozas al lado de esta. Vamos ascendiendo entre bosques con numerosas cascadas y arroyos. Llegamos así al paso de Yotongla (3400 ma). Hemos subido 1250 m en algo más de 15 km. En el Yotongla (frontera entre Trongsa y Bumthang) hay muchas banderas con plegarias. Observo también un bosque precioso con gran variedad de plantas. Nos bajamos de la furgoneta para andar un poco y disfrutar del paisaje.

A continuación, empezamos el descenso por un valle muy bonito donde pronto seguimos el curso del Chumey Chhu que más adelante se unirá al Chamkhar Chhu. Pasamos por pequeños pueblos como Chinmey y Domkhar, de marcado carácter agrícola. Más adelante, también en la zona fértil del valle, se encuentra Huchhu. Aquí vemos el palacio de verano del tercer rey de Bután. Al final del valle está Nangar, donde paramos a ver un telar donde fabrican tejidos de lana muy buenos. Vemos a una pareja de europeos interesados en las telas. Nos cuentan que mañana se casan en Chamkhar. Ella está muy entusiasmada con el vestido típico de la zona que se pondrá en la boda.

 

Butan 191009 (27)                  ../../Downloads/Butan%20191009%20(36).JPG

 

Seguimos camino y tras subir otro repecho llegamos al siguiente valle donde está Chamkhar (2750 ma) y su gran río Chamkhar Chuu. Dejamos las maletas en las habitaciones del Hotel Wangdicholin Resort que está muy cerca del río lo que provoca que haya gran cantidad de insectos por todos lados y mucha humedad. Paseamos un poco por el pueblo donde hay solo una calle, aunque muy larga, con mucho bullicio, muchas tiendas…Se acercan muchos niños. Vamos hacia el puente que hay al final de la calle desde donde se aprecia mucho mejor el amplio río. Tomamos un té en un café con internet lo que nos permite mirar el correo. Rinzi nos explica cómo va a ser el día de mañana y los días de senderismo. Arriba en una colina se ve el impresionante Dzong de Chamkhar.

Volvemos al hotel. Cenamos a las 19,30 h. Esta vez la cena es floja. Se salva una sopa de lentejas muy rica. El resto, verduras muy duras y ternera no muy buena. El postre sí me ha gustado, aunque a Silvia y Dolors les ha parecido muy dulce. Es una especie de mazapán hecho de arroz. Con nosotros han cenado una pareja de españoles. Bromeamos con ellos sobre todo lo acontecido hasta ahora. Son ya las 21 h. ¡Muy tarde para los horarios de Bután! En las habitaciones hay estufas de leña. Las encienden con serrín mojado en queroseno. Dan mucho calor. Es excesivo en mi opinión. “Libero” en el hotel unos cuantos libros que me he traído desde España para que recorran mundo y luego escribo un rato en mi cuaderno para que no se me olviden los detalles.

Día 6. Valle Chokhor.

Dzong de Chamkhar, Jampey Lhakhang, Kurjey Lhakhang, Tamshing Goemba.

Hoy no hay previsto ningún desplazamiento en vehículo. Dicen que para “aclimatarnos” aunque solo estamos a 2700 m de altitud, más o menos. A las 8,30 h sirven el desayuno con pan integral, mantequilla, huevos fritos, miel, bizcochos… El día está espléndido, aunque ya empieza a hacer calor a pesar de que es temprano. Pasamos por el National Bank para cambiar dinero.

A las 9 h salimos a ver el Dzong de Chamkhar. Hay una fuerte subida de escaleras, aunque también podemos ir en coche. Este Dzong se empezó a construir en 1549 porque en este lugar se posó un pájaro blanco. Se reformó en 1667. Su nombre oficial es Yuelay Namgyal Dzong. En su interior vemos algunos monjes bailando y a muchas otras personas ensayando bailes que representarán en las fiestas del mes de diciembre. Los bailes resultan muy llamativos y grabo vídeos un buen rato.

 

                         

 

Luego vamos a ver un templo antiquísimo, el Jampey Lhakhang, que contiene al Buda del futuro. Data del año 659. Fue visitado por el Gurú Rinpoche durante su visita a Bumthang y luego fue restaurado en numerosas ocasiones. A la entrada tiene tres piedras (escalones) que representan edades: el pasado (oculto, debajo de la plancha de madera y representa al Buda histórico Sakyamuni); el presente, que es el escalón casi a ras del suelo; y cuando este paso llegue al escalón superior (el futuro o nueva era) los dioses se volverán como humanos y se acabará el mundo. La figura central de este templo es Jampa, el Buda del futuro, con su pie sobre un elefante. Es la capilla más antigua de todo Bután. En el resto hay pinturas muy deterioradas y algunas están cubiertas con paños para protegerlas. En este templo, dependiendo del calendario lunar, se celebra un festival en el que la gente baila desnuda y solo se cubren con una máscara. Estas danzas son ritos de fertilidad.

 

                 

 

Luego nos vamos a visitar el templo Kurjey Lhakhang (kur: cuerpo; jey: huella), llamado así porque en una cueva de su interior se guarda la huella del cuerpo del Gurú Rimpoche cuando se posó para rezar. Está en la capilla más antigua de las tres que posee el templo. El primer templo es el del Gurú Lhakhang, el segundo es el de Sampa Lhundrup Lhakhang y el tercero es el más reciente y lo mandó construir la reina madre Ashi Kesang Wangchuck en 1984.

Hay que reponer fuerzas y nos vamos a tomar un picnic a las orillas del río, que va con mucho caudal. Después de descansar un rato cruzamos el río por un puente colgante y tomamos un sendero que nos lleva a un monasterio cercano, el de Tamshing Goemba (oficialmente Tamshing Lhendup Chholing) o templo del Buen Mensaje. Está a 5 km de la población. Se fundó en 1501 y en él se practica otra forma de budismo. Los monjes están orando en su interior así que no podemos ver la capilla principal. Vemos algunos pasillos llenos de pinturas algo deterioradas con muchas velas en fila. No se pueden fotografiar.

 

                         

 

Me he puesto encima la armadura de cadenas que fabricó Pema Lingpa que pesa 25 kg y sirve para liberar los pecados. He dado una vuelta al recinto cargado con ella siguiendo el sentido de las agujas del reloj como manda el budismo ¡y vaya si pesa! Dolors y Silvia no aguantan la risa. Cuando salimos, vemos a un grupo de turistas haciendo ofrendas (en unos moldes parecidos a magdalenas). Se trata de los que nos vamos encontrando en casi todos sitios: una pareja de suizos, la chica de Singapur, la familia chilena de cuatro miembros que ahora trabajan aquí, el bus de japoneses, la pareja que se casa mañana…

 

                         

 

Ya hemos completado la ruta de hoy con los cuatro monasterios y nos dejan un rato libres en la ciudad. Tomamos té en el mismo sitio de ayer y visitamos algunas tiendas. Algunos regalos sencillos como los imanes para frigorífico resultan carísimos. Nos vamos andando al hotel. Nos recogen a las 18,45 h para llevarnos a cenar a un restaurante que está cerca del último templo que hemos visitado. Hay que subir por un mal camino de tierra hasta ver el restaurante, perdido en la mitad de la nada. Hay buffet libre, nada del otro mundo. Están aquí casi todos los turistas con los que hemos coincidido. A las 20,45 h nos dejan de vuelta en el hotel. Aprovecho para preparar la mochila pues a partir de mañana empiezan los tres días de senderismo y solo podemos llevar lo que vayamos a necesitar estos tres días con sus noches. El resto del equipaje tiene que quedarse en la maleta y lo llevarán en la furgoneta que no vendrá a por nosotros hasta el último día del senderismo.

Día 7: Bumthang Trek o Cultural Trek.

Bumthang Chuu, Dramphel, campamento.

Hoy comienzan los tres días de senderismo. Este itinerario es uno de los más conocidos de Bután. Le denominan Bumthang Trek porque va recorriendo parte del río Bumthang. La furgoneta nos ha dejado a las afueras de Chamkhar. Hay un área donde se reúnen los que van a realizar la ruta con las correspondientes furgonetas, burros, etc.

Si queréis ver y descargar los itinerarios senderistas que hice en Bután podéis acceder a mi web en wikiloc. Ahí también podéis encontrar numerosos itinerarios por otros lugares del mundo.

Iniciamos la ruta a 2.640 m de altitud con bastante calor. Al principio vamos por caminos de tierra y más tarde, al cruzar un puente colgante, nos vamos adentrando en un bosque de pinos azules y helechos con algunos prados. Los pinos tienen sobre sus troncos plantas epifitas de color rojo que no llego a identificar. El ascenso es suave. Más adelante, al salir del bosque, nos acercamos a algunas aldeas por caminos de arena y piedras. Llegamos a la aldea de Dramphel, a 2.810 m de altitud. Ahí está el campamento, cerca del río, que baja muy caudaloso. Cuando llegamos ya están montadas las tiendas. En la ladera frente al río hay un bosque con colores otoñales preciosos. Damos un breve paseo por él y por una aldea cercana que tiene una bonita escuela al lado del río. En la entrada de la escuela hay un cartel informando sobre la gripe aviar y un poco más adelante una ladera con desprendimientos de mármol. Rinzi se aprende esta palabra, mármol, en español. Está preocupado porque cree que Silvia y María (así llama él a Dolors) se han perdido. “Perdidas”, otra palabra que se aprende en español. Ha ido a buscarlas a casa de su abuela, que vive en esta aldea. Cree que estarán allí pues él les indicó el camino para ir. Son ya las 15,30 h y se está poniendo el sol. ¡Menos mal, pues vaya día de calor!

                 

Estamos rodeados de cuervos y perros en el campamento. La gente saluda amablemente al pasar. Estamos sentados al lado del camino de tierra que comunica las aldeas. Rinzi se ha ido al pueblo a ver a su familia. Cenamos muy pronto y luego tomamos un licor local, el Ara. A las 20 h está todo oscuro y nos vamos a las tiendas de campaña. Han dejado preparado el desayuno de mañana. Un turista vecino nos pide Edemox para el mal de altura. Parece que está recuperando.

Día 8: segundo día de senderismo.

Bosques inmensos, prados, Paso Phe Phe La, Tahung, valle Tang, Pralang.

A las 6 h ya ha amanecido. Salgo de la tienda y todo está cubierto por la niebla. Una mujer se acerca a vendernos algo. Le compro un cinturón de colores muy bonito y me lo agradece con una sonrisa. Desayunamos en la tienda-cocina a base de tortilla con cebolla y tomate, queso muy rico, té, etc. Desmontan el campamento y el furgón se lleva todo.

Empezamos la ruta desandando parte del camino que anduvimos ayer. Cruzamos la aldea y vamos subiendo suavemente por caminos de vacas hasta llegar a un bosque húmedo con arroyos. De vez en cuando aparecen bonitos prados. En uno de ellos, arriba, vemos las ruinas de una fortaleza de un antiguo rey anterior a la Monarquía actual. Más adelante nos encontramos en otro prado a los guías y los burros de seis mujeres francesas que han venido a practicar el budismo.

La subida es suave. Nos vamos introduciendo poco a poco en bosques de pino azul con musgos que aquí llaman “español”. Es un musgo del género Usmea, aunque no estoy muy seguro. Rinzi no sabe el porqué del nombre de “español” para este musgo.

Llegan los burros del grupo de mujeres francesas y nos adelantan. Empiezan las dificultades pues el camino se va haciendo cada vez más empinado, aunque las vistas son preciosas. No hace calor por la frondosidad del bosque que nos protege, pero cada vez notamos más el esfuerzo debido a la altitud. Se van estrechando los senderos y cruzamos varios arroyos con dificultad. El último tramo es especialmente duro y tenemos que hacer descansos frecuentemente. ¡Al fin llegamos al paso Phe Phe La! a 3.623 m de altitud tras 4 horas de camino. Hay muchas plegarias colgadas en los árboles. Hacemos un descanso para comer pues ya lo necesitamos. La comida está muy rica: carne, col picante, patatas con queso…

Iniciamos el descenso que es duro pues se pasa por senderos muy estrechos, que realmente son torrenteras, y pedregosos. Cuando llueva tiene que ser bastante dificultoso andar por aquí. Nos duelen los pies de tantas piedras. Descendemos muy rápido. Esta ladera de la montaña es más seca que la que subimos esta mañana, aunque el bosque que estamos atravesando es realmente bonito. En un momento determinado hay que cruzar un arroyo y solo hay un tronco resbaladizo. Rinzi se cae al agua. Yo consigo pasar sentándome y arrastrándole sobre el tronco. Silvia y Dolors pasan a cuestas del segundo guía.

                 

Continuamos descendiendo por prados y pastizales, cuyas laderas están llenas de colorido, bambú, etc. hasta que llegamos a una estructura donde se hacen oraciones y ¡al fin! a un campamento cerca de la villa de Tahung, a 2.800 m de altitud. La bajada ha durado 2 horas. O sea, 6 horas es la duración total del recorrido de hoy. La furgoneta nos lleva a una granja cercana situada en lo alto de una ladera que hemos preferido en vez del campamento. Hemos acertado pues es muy cómoda y tiene habitaciones con baño muy cómodas. Resulta que es la granja del Ministro de Agricultura de Bután, según nos informa Rinzi. ¡Al fin podemos ducharnos en condiciones! Rinzi se queda un buen rato con nosotros en el salón y tomamos almendras tostadas, licor local, Ara, etc.

Esta aldea se llama Pralang. Llega la hora de cenar y nos ponen puta (fideos), palabra que le hace gracia a Rinzi por lo que significa en español, sopa de verduras, arroz, judías, pollo con verduras… Durante la noche oigo muchos ruidos de animales.

Día 9: Uygen Chholin-Changhar.

A las 6 h ya estoy despierto gracias a una vaca mugiendo y descubro que el armario de la habitación está lleno de manzanas, además de whisky del ministro, y algún ratón quería entrar desde el exterior de la cabaña para comerlas.

 

 

(Continuará…)

arrobaroja                  casitagris

© Demetrio Calle Martínez